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sábado, 24 de diciembre de 2011

La navidad y sus origenes

La Navidad (latín: nativitas, «nacimiento», )? es una de las fiestas más importantes del cristianismo —junto con la Pascua y Pentecostés—, que celebra el nacimiento de Jesucristo en Belén. Esta fiesta se celebra el 25 de diciembre por la Iglesia católica, la Iglesia anglicana, algunas otras iglesias protestantes y la Iglesia ortodoxa rumana; y el 7 de enero en otras iglesias ortodoxas, ya que no aceptaron la reforma hecha al calendario juliano, para pasar al calendario conocido como gregoriano, del nombre de su reformador, el Papa Gregorio XIII.
Los angloparlantes utilizan el término Christmas, cuyo significado es ‘misa (mass) de Cristo’. En algunas lenguas germánicas, como el alemán, la fiesta se denomina Weihnachten, que significa ‘noche de bendición’. Las fiestas de la Navidad se proponen, como su nombre indica, celebrar la Natividad (es decir, el nacimiento) de Jesús de Nazaret.
La celebración de esta fiesta el 25 de diciembre se debe a la antigua celebración del nacimiento anual del dios-Sol en el solsticio de invierno (natalis invicti Solis),1 adaptada por la Iglesia católica en el tercer siglo d. C. para permitir la conversión de los pueblos paganos.2
Por tanto, para algunos historiadores la celebración de la Navidad histórica debería situarse en primavera (entre abril y mayo), y para otros, siguiendo el relato de Lucas 2:8, que indica que la noche del nacimiento de Jesús, los pastores cuidaban los rebaños al aire libre y que el cielo estaba lleno de estrellas, es poco probable que este acontecimiento hubiera ocurrido en el invierno (hemisferio norte). La Iglesia cristiana mantiene el 25 de diciembre como fecha convencional, puesto que en la primavera u otoño la Iglesia celebra la Pascua.


Formación de la Navidad como fiesta de diciembre

Según la Enciclopedia Católica 3 , la Navidad no está incluida en la lista de festividades cristianas de Ireneo ni en la lista de Tertuliano acerca del mismo tema, las cuales son las listas más antiguas que se conocen. La evidencia más temprana de la preocupación por la fecha de la Navidad se encuentra en Alejandría, cerca del año 200 de nuestra era, cuando Clemente de Alejandría indica que ciertos teólogos egipcios “muy curiosos” asignan no sólo el año sino también el día real del nacimiento de Cristo como 25 pashons copto (20 de mayo) en el vigésimo octavo año de Augusto. Desde 221, en la obra Chronographiai, Sexto Julio Africano popularizó el 25 de diciembre como la fecha del nacimiento de Jesús. Para la época del Concilio de Nicea I en 325, la Iglesia Alejandrina ya había fijado el Díes nativitatis et epifaníae.
El papa Julio I pidió en 350 que el nacimiento de Cristo fuera celebrado el 25 de diciembre, lo cual fue decretado por el papa Liberio en 354. La primera mención de un banquete de Navidad en tal fecha en Constantinopla, data de 379, bajo Gregorio Nacianceno. La fiesta fue introducida en Antioquía hacia 380. En Jerusalén, Egeria, en el siglo IV, atestiguó el banquete de la presentación, cuarenta días después del 6 de enero, el 15 de febrero, que debe haber sido la fecha de celebración del nacimiento. El banquete de diciembre alcanzó Egipto en el siglo V.

 Adopción de la fecha de Navidad como 25 de diciembre

Existen diversas teorías sobre el origen del 25 de diciembre como día de la Navidad. Según defiende William J. Thige, ya en el siglo III se celebraría el nacimiento de Cristo el 25 de diciembre, aún antes de que los romanos celebraran la fiesta del Sol invencible 4 .
En Antioquía, probablemente en 386, Juan Crisóstomo impulsó a la comunidad a unir la celebración del nacimiento de Cristo con el del 25 de diciembre,5 aunque parte de la comunidad ya guardaba ese día por lo menos desde diez años antes.
En el Imperio romano, las celebraciones de Saturno durante la semana del solsticio, que eran el acontecimiento social principal, llegaban a su apogeo el 25 de diciembre. Para hacer más fácil que los romanos pudiesen convertirse al cristianismo sin abandonar sus festividades, el papa Julio I pidió en el 350 que el nacimiento de Cristo fuera celebrado en esa misma fecha.
Algunos mantienen que el 25 de diciembre fue adoptado solamente en el siglo IV como día de fiesta cristiano después de que el emperador romano Constantino I el Grande se convirtiera al cristianismo para animar un festival religioso común y convertir a los paganos en cristianos. La lectura atenta de expedientes históricos indica que la primera mención de tal banquete en Constantinopla no sucedió sino hasta 379, bajo San Gregorio Nacianceno. En Roma, puede ser confirmado solamente cuando se menciona un documento aproximadamente del año 350, pero sin ninguna mención de la sanción por el emperador Constantino.
Los primeros cristianos celebraban principalmente la Epifanía, cuando los Reyes Magos visitaron al Niño Jesús. (Esto todavía se celebra en Argentina, Armenia, España, Ecuador, Perú, Paraguay, Puerto Rico, República Dominicana, México, Colombia, Uruguay, y Venezuela).
Para las Iglesias Orientales la Epifanía es más importante que la Natividad, ya que es ese día cuando se da a conocer al mundo, en la persona de los extranjeros.
Algunas tradiciones de la Navidad, particularmente las de Escandinavia, tienen su origen en la celebración germánica de Yule, como son el árbol de Navidad. Allí la Navidad se conoce como Yule (o jul).


Prohibición de la celebración de la Navidad

Durante la Reforma protestante, la celebración del nacimiento de Cristo fue prohibida por algunas iglesias protestantes, llamándola "Trampas de los papistas" y hasta "Garras de la bestia", debido a su relación con el catolicismo y el paganismo antiguo. Después de la victoria parlamentaria contra el Rey Carlos I durante la Guerra civil inglesa en 1647, los gobernantes puritanos ingleses prohibieron la celebración de la Navidad. El pueblo se rebeló realizando varios motines hasta tomar ciudades importantes como Canterbury, donde decoraban las puertas con eslóganes que hablaban de la santidad de la fiesta. La Restauración de 1660 puso fin a la prohibición, pero muchos de los miembros del clero reformista, no conformes, rechazaban las celebraciones navideñas, utilizando argumentos puritanos.
En la época colonial de los Estados Unidos, los puritanos de Nueva Inglaterra rechazaron la Navidad, y su celebración fue declarada ilegal en Boston de 1659 a 1681. Al mismo tiempo, los cristianos residentes de Virginia y Nueva York siguieron las celebraciones libremente. La Navidad cayó en desgracia en los Estados Unidos después de la Revolución, porque se consideraba una costumbre inglesa.
En la década de 1820, las tensiones sectarias en Inglaterra se habían aliviado y algunos escritores británicos comenzaron a preocuparse, pues la Navidad estaba en vías de desaparición. Dado que imaginaban la Navidad como un tiempo de celebración sincero, hicieron esfuerzos para revivir la fiesta. El libro de Charles Dickens Un cuento de Navidad, publicado en 1843, desempeñó un importante papel en la reinvención de la fiesta de Navidad, haciendo hincapié en la familia, la buena voluntad, la compasión y la celebración familiar.
La Navidad fue declarada día feriado federal de los Estados Unidos en 1870, en ley firmada por el Presidente Ulysses S. Grant, pero aún es una fiesta muy discutida por los distintos líderes puritanos de la nación.
En la actualidad, los Testigos de Jehová no celebran la Navidad, por considerarla una festividad pagana, ya que su celebración no aparece prescrita en la Biblia. Además, rechazan que el 25 de diciembre sea la verdadera fecha del nacimiento de Cristo.

Fiestas no cristianas del 25 de diciembre

La verdadera fecha de nacimiento de Jesús no se encuentra registrada en la Biblia. Por esta razón, no todas las denominaciones cristianas coinciden en la misma fecha. Los orígenes de esta celebración, el 25 de diciembre, se ubican en las costumbres de los pueblos de la antigüedad que celebraban durante el solsticio del invierno (desde el 21 de diciembre), alguna fiesta relacionada al dios o los dioses del sol, como Apolo y Helios (en Roma y Grecia), Mitra (en Persia), Huitzilopochtli (en Tenochtitlan), entre otros. Algunas culturas creían que el dios del sol nació el 21 de diciembre, el día más corto del año, y que los días se hacían más largos a medida que el dios se hacía más viejo. En otras culturas se creía que el dios del sol murió ese día, sólo para volver a otro ciclo.

 Los romanos celebraban el 25 de diciembre la fiesta del "Natalis Solis Invicti" o "Nacimiento del Sol invicto", asociada al nacimiento de Apolo. El 25 de diciembre fue considerado como día del solsticio de invierno, y que los romanos llamaron bruma; cuando Julio César introdujo su calendario en el año 45 a. C., el 25 de diciembre debió ubicarse entre el 21 y 22 de diciembre de nuestro Calendario Gregoriano. De esta fiesta, los primeros cristianos tomaron la idea del 25 de diciembre como fecha del nacimiento de Jesucristo. Otro festival romano llamado Saturnalia, en honor a Saturno, duraba cerca de siete días e incluía el solsticio de invierno. Por esta celebración los romanos posponían todos los negocios y guerras, había intercambio de regalos, y liberaban temporalmente a sus esclavos. Tales tradiciones se asemejan a las actuales tradiciones de Navidad y se utilizaron para establecer un acoplamiento entre los dos días de fiesta.


  • Los germanos y escandinavos celebraban el 26 de diciembre el nacimiento de Frey, dios nórdico del sol naciente, la lluvia y la fertilidad. En esas fiestas adornaban un árbol perenne, que representaba al Yggdrasil o árbol del Universo, costumbre que se transformó en el árbol de Navidad, cuando llegó el Cristianismo al Norte de Europa.
  • Los mexicas celebraban durante el invierno, el advenimiento de Huitzilopochtli, dios del sol y de la guerra, en el mes Panquetzaliztli, que equivaldría aproximadamente al período del 7 al 26 de diciembre de nuestro calendario. "Por esa razón y aprovechando la coincidencia de fechas, los primeros evangelizadores, los religiosos agustinos, promovieron la sustitución de personajes y así desaparecieron al dios prehispánico y mantuvieron la celebración, dándole características cristianas."
  • Los incas celebraban el renacimiento de Inti o el dios Sol, la fiesta era llamada Cápac Raymi o Fiesta del sol poderoso que por su extensión también abarcaba y daba nombre al mes, por ende este era el primer mes del calendario inca. Esta fiesta era la contraparte del Inti Raymi de junio, pues el 23 de diciembre es el solsticio de verano austral y el Inti Raymi sucede en el solsticio de invierno austral. En el solsticio de verano austral el Sol alcanza su mayor poder (es viejo) y muere, pero vuelve a nacer para alcanzar su madurez en junio, luego declina hasta diciembre, y así se completa el ciclo de vida del Sol. Esta fiesta tenía una connotación de nacimiento, pues se realizaba una ceremonia de iniciación en la vida adulta de los varones jóvenes del imperio, dicha iniciación era conocida como Warachikuy.
Los aztecas también celebraban el nacimiento de uno de sus dioses en invierno: Huitzilopochtli.

Cálculo de la fecha de Navidad según los Evangelios

Algunos expertos han intentado calcular la fecha del nacimiento de Jesús tomando la Biblia como fuente, pues en Lucas 1:5-14 se afirma que en el momento de la concepción de Juan el Bautista, Zacarías su padre, sacerdote del grupo de Abdías, oficiaba en el Templo de Jerusalén y, según Lucas 1:24-36 Jesús nació aproximadamente seis meses después de Juan. 1Cronicas 24:7-19 indica que había 24 grupos de sacerdotes que servían por turnos en el templo y al grupo de Abdías le correspondía el octavo turno.
Contando los turnos desde el comienzo del año, al grupo de Abdías le correspondió servir a comienzos de junio (del 8 al 14 del tercer mes del calendario lunar hebreo). Siguiendo esta hipótesis, si los embarazos de Isabel y María fueron normales, Juan nació en marzo y Jesús en septiembre. Esta fecha sería compatible con la indicación de la Biblia (Lucas 2:8), según la cual la noche del nacimiento de Jesús los pastores cuidaban los rebaños al aire libre, lo cual difícilmente podría haber ocurrido en diciembre. Cualquier cálculo sobre el nacimiento de Jesús debe estar ajustado a esta fuente primaria, por lo que la fecha correcta debe estar entre septiembre y octubre, principios de Otoño. Además, debe tomarse en cuenta el censo ordenado por César al tiempo del nacimiento del Hijo de Dios, lo cual obviamente no pudo haber sido en diciembre, época de intenso frío en Jerusalén, la razón es que el pueblo judío era proclive a la rebelión y hubiera sido imprudente ordenar un censo en esa época del año.
Como los turnos eran semanales, tal y como lo confirman los manuscritos del Mar Muerto, descubiertos en Qumrán, cada grupo servía dos veces al año y nuevamente le correspondía al grupo de Abdías el turno a finales de septiembre (del 24 al 30 del octavo mes judío).6 Si se toma esta segunda fecha como punto de partida, Juan habría nacido a finales de junio y Jesús a finales de diciembre. Así, algunos de los primeros escritores cristianos (Juan Crisóstomo, 347-407) enseñaron que Zacarías recibió el mensaje acerca del nacimiento de Juan en el día del Perdón, el cual llegaba en septiembre u octubre. Por otra parte, según los historiadores, cuando el Templo fue destruido en el año 70, el grupo sacerdotal de Joyarib estaba sirviendo. Si el servicio sacerdotal no fue interrumpido desde el tiempo de Zacarías hasta la destrucción del templo, este cálculo tiene al turno de Abdías en la primera semana de octubre, por lo que algunos creen que el 6 de enero puede ser el día correcto.
En un tratado anónimo sobre solsticios y equinoccios se afirmo que "Nuestro Señor fue concebido el 8 de las calendas de abril en el mes de marzo (25 de marzo), que es el día de la Pasión del Señor y de su concepción, pues fue concebido el mismo día en que murió". Si fue concebido el 25 de marzo, la celebración de su nacimiento se fijaría nueve meses después, es decir, el 25 de diciembre.7

Celebración litúrgica

En la Iglesia Católica

Para el catolicismo la Navidad no solo es un día de fiesta, sino una temporada de fiestas, y de la misma forma que la Pascua, contiene un tiempo de preparación, llamado Adviento, que inicia cuatro domingos antes del 25 de diciembre.
Es costumbre que se celebren varias misas en Navidad, con distinto contenido según su horario. Así, la noche anterior (Nochebuena) aunque sea domingo, se reza la famosa Misa de Gallo o Misa de Medianoche; en algunos lugares hay incluso una Misa de la Aurora que se celebra precisamente al amanecer del 25 de diciembre. Y la Misa de Mediodía, en la que es costumbre que antes o después de ella, el Papa dé un mensaje de Navidad a todos los fieles del mundo, este mensaje es conocido como Urbi et Orbi (en latín: a la Ciudad de Roma y al Mundo).
Algunos ortodoxos celebran la Navidad junto con la Epifanía. Adoración de los Magos de Oriente y los pastores.
Posterior a la celebración del 25 de diciembre de Navidad, tienen lugar las fiestas de san Esteban, protomártir (26 de dic.), san Juan Evangelista (27 de dic.), los Santos Inocentes (28 de dic.), la Sagrada Familia (domingo siguiente a la Navidad o 29 de dic. si Navidad cae en domingo), María Madre de Dios (1 de enero), la Epifanía que se celebra el 6 de enero aunque en algunas diócesis se traslade al Segundo Domingo después de Navidad, y el Bautismo de Nuestro Señor (Domingo siguiente a Epifanía), con el que termina el tiempo litúrgico de la Navidad.

En las Iglesias Ortodoxas

Las Iglesias Orientales por no aceptar el calendario propuesto por el papa Gregorio XIII, aún usan el calendario juliano y por lo tanto la Navidad la celebran el 25 de diciembre pero que, según el calendario gregoriano, es 7 de enero. Aunque la Iglesia Armenia la celebra el 6 de enero, junto con la Epifanía.
Se exceptúan las Iglesias de Alejandría, Rumania, Bulgaria, Albania, Finlandia, Grecia y Chipre; que sí festejan Navidad el día 25 de diciembre.
Cabe señalar que en Belén, ciudad de nacimiento de Jesucristo, la Navidad se celebra dos veces. Pues la Basílica de la Natividad es administrada por la Iglesia Católica que celebra Navidad el 25 de diciembre; y la Iglesia Ortodoxa de Jerusalén que la celebra el 6 de enero.
En esa iglesia hay una caverna subterránea con un altar sobre el lugar en el que según la tradición nació Jesús. El punto exacto está marcado por un agujero en medio de una estrella de plata de 14 puntas rodeada por lámparas de plata.

En el Protestantismo

Aunque hasta el siglo XIX algunas Iglesias protestantes dejaron de celebrar Navidad, para desligarse del Catolicismo,8 la mayoría, comenzando por Lutero, continuaron celebrándola el 25 de diciembre. En Estados Unidos compartieron la Navidad católicos y protestantes desde 1607, año en que se celebró por primera vez esa fiesta en Norteamérica.9
La Navidad es celebrada por la mayoría de los cristianos, aunque algunos consideran que, al no indicar en la Biblia la fecha del nacimiento de Jesucristo ni ordenar celebrarla, no hay razón para celebrar o crear una fiesta por ese motivo. Así también muchos protestantes creen que la Navidad no debe ser motivo de disputas por no seguir las viejas tradiciones de la Iglesia Católica o por saber la fecha exacta del nacimiento de Jesús.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Ciudadanos ilustres: Doña Blanca de Borbon

Blanca de Borbón (1339 – 1361). Noble francesa y reina consorte de Castilla. Fue la primera y, según la ley canónica, única legítima esposa del rey Pedro I de Castilla.

Orígenes familiares

Nacida en la ciudad de Vincennes, Francia, Blanca fue hija del duque Pedro I de Borbón (bisnieto de Luis IX de Francia) y de Isabel de Valois (a su vez nieta de Felipe III de Francia). Su hermano mayor y único varón, Luis, era el heredero de su padre. Después de él, nacieron siete hijas, las mayores de las cuales fueron Juana, que se casó en 1350 con el futuro rey Carlos V de Francia, y Blanca, un año menor que ella.

Img. nº 1: Escudo de armas del Condado de Clemont

Reina de Castilla

Matrimonio

 Antecedentes

El rey Pedro de Castilla, apodado posteriormente "el Cruel" o "el Justiciero", venía batallando desde su accesión al trono en 1350 una encarnizada lucha contra sus medio hermanos, Fadrique Alfonso de Castilla y Enrique de Trastámara, ambos hijos del difunto rey Alfonso XI con la sevillana Leonor de Guzmán.
Leonor de Guzmán fue asesinada poco después de la muerte del rey (1351), por órdenes de la reina viuda María. Sus hijos entonces levantaron el estandarte de la rebelión contra Pedro. Viendo el rey cómo sus hermanos ganaban cada vez más adeptos en las ciudades castellanas, decide entablar negociaciones con el reino de Francia, el cual podría ser un poderoso aliado para sus fines, no sólo en lo militar, sino también en lo económico.
Años antes, siendo solamente príncipe heredero y con sólo un año de edad (1335), el rey Eduardo III de Inglaterra entabla negociaciones para renovar la alianza castellano-inglesa y proponer un eventual matrimonio entre el pequeño príncipe y su hija Isabel. Sin embargo, el rey Alfonso XI rechaza dicho compromiso por considerarlo muy prematuro. En 1342 el rey Eduardo III vuelve a proponer un enlace con otra de sus hijas, la princesa Juana. El tratado, junto con la promesa matrimonial, es firmado en 1345. Un mes antes, Castilla firma un tratado con Francia, en el cual se contemplaba, para afianzar la alianza, un eventual enlace nupcial. No obstante, dichas tentativas con Francia no dieron fruto y el compromiso entre Pedro y Juana de Inglaterra se formaliza.
Cuando la princesa ya estaba a punto de encontrarse con su futuro esposo, murió víctima de la peste, en 1348. Este hecho propició la ruptura del esperado enlace dinástico entre Castilla e Inglaterra y, aunque Eduardo III tenía más hijas en edad casadera, no se sugirió un nuevo compromiso nupcial.
Fueron la reina madre María de Portugal y el ayo del rey Pedro, Juan Alfonso de Albuquerque, quienes presionaron al joven soberano para aceptar el enlace con Francia. El Papa Clemente VI (en connivencia con el rey Juan II de Francia) dirigió a la reina diversas misivas desde Aviñón aconsejándole reforzar la alianza con Francia mediante un enlace matrimonial. La guerra con sus medio hermanos hizo que el rey Pedro finalmente aceptara los consejos de su madre y Albuquerque.
En un primer momento, se trataba de que la novia francesa fuera la reina viuda de Francia, Blanca de Navarra, pero ella se opuso a dicho enlace, aduciendo su viudez.
Durante las cortes de Valladolid de 1351 se presenta formalmente una embajada francesa para acordar los términos del enlace real. Se acuerda entonces que la elegida sea una de las hijas del duque Pedro I de Borbón. Blanca, la mayor entonces, es la elegida.
Un hecho curioso es que, a pesar de ir a solicitar la mano de Blanca de Borbón, la delegación castellana, una vez en Francia, volvió a reiterar la petición que ya se hiciera a Blanca de Navarra, pero ella volvió a rechazarla por los mismos motivos. Se desconoce la explicación a este suceso, pero algún reparo pusieron los miembros de dicha delegación a Blanca de Borbón. Pese a las dudas, la petición matrimonial se lleva a cabo.

 Compromiso

El 2 de julio de 1352 se firma el tratado de alianza entre Francia y Castilla y el contrato matrimonial, el cual es ratificado cinco días después en Francia por el rey Juan II y el 4 de noviembre del mismo año, el rey Pedro hacía lo mismo en Castilla.
El rey de Francia se comprometía a pagar como dote de Blanca la suma de 300.000 florines de oro, los cuales serían entregados a plazos de la siguiente manera:
  • 25.000 florines en la siguiente Navidad.
  • 25.000 florines al abandonar Blanca el reino de Francia.
  • 50.000 florines cada año el día de Navidad hasta completar los 300.000 acordados.
Asimismo, el rey castellano se comprometía a otorgar las villas de Arévalo (Ávila), Sepúlveda, Coca (Segovia) y Mayorga (León), así como sus rentas, a su futura esposa, en calidad de usufructo. Si dichas rentas no alcanzaban para igualar a las de la reina madre María, debían serle entregadas otras hasta emparejarlas. Si Blanca moría sin hijos, el rey Pedro deberá devolver el total de la dote a Francia.
Todas las negociaciones, el pago de la dote, así como el rico ajuar que Blanca llevaría a Castilla, fueron totalmente elaborados y sufragados por el rey Juan II de Francia. El duque de Borbón fue mantenido al margen.
Sin embargo, el rey Juan II retrasa el pago de los primeros 25.000 florines para la Navidad, como estaba pactado. La comitiva que debía trasladar a Blanca demoraría siete meses en llegar a su destino. Durante su ruta hacia Castilla, Blanca se detiene en Aviñón, donde conoce al Papa Inocencio VI, el cual se convertiría en su principal y único defensor.
Blanca nunca deseó el matrimonio, y hasta en tres oportunidades renegó de éste, pero, obligada por el rey Juan II, su padre, su cuñado y hasta por su propia hermana Juana, acepta su destino.

 Realización del enlace

En enero de 1353 Blanca llega finalmente a Barcelona y en febrero a Valladolid. Sin embargo, al ver que el soberano francés actuaba con total deshonestidad -los 25.000 florines acordados para la Navidad no habían llegado, enviándole solamente los 25.000 florines acordados por la salida de Francia-, el rey Pedro decide retrasar el matrimonio. Además, para ese entonces el rey Pedro ya tenía amores con María de Padilla, la cual ya le había dado una hija.
Aunque muchos historiadores han querido darle al retraso de la boda un sentido romántico, alegando que el rey no quería casarse por el amor a la de Padilla, la realidad bien vendría a ser muy diferente, pues un año más tarde se casó con Juana de Castro luego de que consiguiera que las autoridades eclesiásticas declararan nulo su matrimonio con Blanca. Todo esto apuntaría a confirmar la falta del pago de la dote como verdadera causa del retraso de las nupcias.
Finalmente, ante las presiones de su madre y de Albuquerque, el rey Pedro decide llevar a cabo la boda.
El matrimonio entre el rey Pedro de Castilla y Blanca de Borbón se celebra en Valladolid, el 3 de junio de 1353. Sin embargo, a los dos días de celebrado el enlace, el rey abandona a su esposa, negándose a convivir con ella nunca más.
Aunque se han esgrimido numerosas teorías y leyendas ante el extraño comportamiento del soberano (algunos aseguran el abandono a la reputación de Blanca, la cual habría tenido amores con el hermano bastardo del rey, Fadrique, durante su viaje a Castilla; otros, alegan el amor del rey hacia María de Padilla), lo cierto es que la verdadera causa se podría deducir de la correspondencia entre el rey y el Papa Inocencio VI. En dichas cartas el Papa exhorta al rey a recibir a Blanca como su legítima esposa, pero el rey, en respuesta, aduce que por "ciertas confesiones" hechas por su esposa, se sentía engañado y por ello no podía continuar con el matrimonio.
Lo más probable es que, una vez a solas, Blanca haya dicho a su esposo -confiada en que ya eran marido y mujer y por tanto no tenía nada que perder-, que el rey de Francia no disponía del capital suficiente para pagar la dote acordada, lo que además le habría llevado a retrasar su partida desde Francia. El rey Pedro, presionado por su familia y demás consejeros a este enlace, se habría enfurecido con razón ante tal engaño, desquitándose con la única persona que tenía a mano: Blanca. Y corrobora esta creencia el hecho de que el rey Pedro nunca entregara a Blanca las villas y las rentas que se habían pactado y que Juan II nunca reclamara la devolución de los bienes de ella, pues, como ya se dijo, acudió a Castilla con un rico ajuar pagado por el rey francés.
El abandono de la reina desataría una encarnizada guerra civil en el reino de Castilla: por un lado, el bando del rey, apoyado nada menos que por sus hermanos bastardos Enrique y Tello y los infantes de Aragón, bajo la promesa de grandes favores, y por otro, el bando de la reina madre y Albuquerque, al que se unieron numerosos nobles castellanos.

 Encarcelamiento

Inmediatamente después de ser abandonada por el rey, Blanca pasa algún tiempo en Medina-Sidonia junto a la reina madre; pero, cuando estalla la guerra civil en Castilla, el rey ordena que sea enviada al castillo de Arévalo y luego al Alcázar de Toledo, desde donde ella envía cartas al Papa Inocencio VI en las que decía que el rey Pedro la sometía a grandes privaciones. Algunos historiadores dudan de la veracidad de estas alegaciones.

















Img. nº 2: Torre de Doña Blanca en Medina Sidonia

Gracias a dichas cartas -que rápida y convenientemente se hicieron públicas-, el pueblo toledano se subleva contra el rey y se pone del bando de Blanca, al que se unen también numerosos nobles. Blanca abandona el Alcázar, desobedeciendo a su esposo y se refugia en la Catedral, desde donde organiza a sus adeptos e inclusive llega a darles ayuda económica para su causa. El rey llegó inclusive a caer prisionero en Toro, pero consigue huir gracias a la ayuda de su tía Leonor y sus primos los infantes de Aragón, a los que promete grandes beneficios.
Entre 1355 y 1359 Blanca es confinada en el Castillo Episcopal de Sigüenza, y posteriormente es trasladada a Jerez de la Frontera (probablemente al ahora conocido como Castillo de Doña Blanca ), para evitar que sea liberada por el bando aragonés (una vez que los infantes de Aragón descubrieran que habían sido engañados por el rey Pedro y nunca recibieran las recompensas prometidas) y fuera bandera de su causa. Entretanto, el rey regresaba al castillo de Urueña en Valladolid, donde se alojaba su amante, María de Padilla, viviendo con ella definitivamente.

Asesinato de Blanca de Borbón

En 1361, Blanca fue enviada a Medina Sidonia a fin de mantenerla alejada de los enfrentamientos entre Pedro I y el reino de Aragón y, al mismo tiempo, el Papa Inocencio VI presionó para que fuera liberarada,
La reina Blanca de Borbón falleció en 1361, a la edad de 22 años, asesinada por orden de Pedro I el Cruel.

 Sepultura


Img. nº 3: Lápida sepulcral de la reina Blanca de Borbón.
Después de su asesinato, el cadáver de la reina Blanca de Borbón recibió sepultura en el monasterio de San Francisco de Jerez de la Frontera, y el sepulcro que contenía sus restos mortales permaneció en la capilla mayor de la iglesia del monasterio hasta que la reina Isabel la Católica ordenó trasladarlo al altar mayor. El sepulcro es de mármol y está adornado con los escudos de Castilla y Borbón.
Tras el altar mayor de la iglesia está colocada una lápida con la siguiente inscripción:
"CHR. OPT. MAX. SACRUM. DIVA BLANCA, HISPANIARUM REGINA, PATRE BORBONICO, EX INCLITA FRANCORUM REGNUM PROSAPIA, MORIBUS ET CORPORE VENUSTISSIMA FUIT: SED PRAEVALENTE PELLICE, OCCUBUIT JUSSU PETRI MARITI CRUDELI, ANNO SALUTIS 1361, AETATIS VERO SUAE 25."